Facebook: el gran sobrerruedas digital ensenadense

Un nuevo concepto de compra y venta digital cambia el comercio ensenadense.

 

 

Por Erick Falcón e Isabel Solís/ Todos Santos.

Esa afición a ‘segundear’, ya sea por necesidad, avaricia o un verdadero amor por las ‘chácharas’, es algo 100% Ensenada, íntimamente ligado al crecimiento de la ciudad desde que a mitad de la década de 1960, la señora Agripina Rodríguez y su familia comenzaron a venir desde Tijuana los fines de semana a vender artículos de segunda mano debajo de lo que hoy es el Puente de la avenida Juárez.

Hasta mediados de 2011, el tradicional comercio independiente de Ensenada se limitaba a menos de 500 familias con locales establecidos en las áreas aledañas a la zona de ‘Los Globos’, Valle Verde, Chapultepec y Maneadero, a las que se sumaban otros cientos de pequeños comerciantes en algún sobrerruedas de Pórticos del Mar, Colonia 89, El Sauzal, la delegación de Chapultepec, Maneadero y la calle Séptima.

Pero a principios de 2011, los vientos digitales de Santa Anna comenzaron a arrastrar a muchos hacia una nueva tendencia:  el comercio electrónico a través de las redes sociales.

Lo que comenzó con un puñado de usuarios en Facebook que migraron desde Myspace, Hi5 o Metroflog se convirtió en una marejada. O mejor dicho, en un enorme mercado potencial. Según las estadísticas de Facebook al cierre de febrero de 2013, en Ensenada ya existían más de 200 mil usuarios con perfiles asociados a esta región geográfica. O lo que es lo mismo: casi la mitad de los ensenadenses tienen cuentas en esta red social. Y desde un par de años para acá, Facebook se convirtió en el modus vivendi de miles de usuarios que compran y venden cosas en el gran ‘sobrerruedas’ digital de la ciudad.

Vender ropa y otros artículos desde la comodidad de su casa, sin pagar derecho de piso a un terrateniente se hizo posible. Nada de tierra, nada de armar y desarmar estructuras de tubo. Este comercio digital se ha extendido a tal grado que ya son casi incontables los perfiles y páginas de venta de artículos -especialmente femeninos- que han aparecido en aumento en Ensenada, que si los ponemos en contexto, quizá representen una mayor parte del mercado de compra-venta de ropa y calzado en la ciudad que empresas poderosas como Ópera Lencería o Zapatería La Especial.

 

E-commerce a lo ensenadense

Tal parece ser que las nuevas estrategias de venta y marketing han funcionado bastante bien, pues el mercado también ha ido evolucionando de la mano y al paso de las nuevas tecnologías. Al menos así lo piensa Estéfany FH, una estudiante y comerciante de 21 años.  Hace dos años ella y su novio decidieron comenzar un negocio de serigrafía con diseños que también son hechos por ella o por petición y gusto del cliente.

A la hora de vender sus servicios, Estéfany recurrió al uso  de Facebook porque lo considera un medio de comunicación concurrido y práctico, además de novedoso y con gran número de posibles clientes, y poco a poco se ha vuelto rentable para ella. Facebook se ha convertido no sólo en una plataforma de comunicación entre usuarios, sino también en un medio de promoción y difusión en el área de las ventas de pequeña a gran escala. Así como Estefany, muchas otras personas (mayormente mujeres) encontraron en esta red social un modo de “ganarse un dinerito extra”. Entre los usuarios mercantiles, se calcula que un 85% es público femenino y la mayoría de estos perfiles se han dedicado a artículos y accesorios para mujeres.

Este nuevo concepto de vendedores utiliza la famosa red social como principal herramienta para promover artículos ya sean nuevos, de segunda mano o incluso hasta importados. Hay perfiles con artículos muy variados como bolsas, carteras, ropa, calzado, etc. mientras que otros se dedican solamente a la venta de productos y accesorios femeninos (ropa, bolsas, perfumes, joyería, etc). Fue hasta hace poco tiempo que se comenzó a tomar en cuenta el lado varonil y sus gustos o necesidades específicas, incluyéndolos en tiendas virtuales que vendían mercancía en general con artículos para los hombres como accesorios de sus programas preferidos, electrónica, calzado, mochilas, chamarras y lentes.

La mecánica de venta de estos perfiles se basa en lo siguiente: se publican las fotos de la mercancía, la mayoría con los precios y descripción del producto (marca, tallas, diseños o estado del producto en caso de ser de segunda mano) y los futuros clientes -ya sea por comentarios en las fotos, likes o mensajes- le informan a quien vende cuál es el artículo que desea y éste lo aparta etiquetando al futuro comprador.

Aunque para muchos sigue siendo un negocio informal y poco fiable para gastar o invertir su dinero, para otros se ha convertido en una forma fácil, rápida y económica de adquirir productos; incluso se llegan a ofrecer espacios publicitarios. La entrega de la mercancía se hace mayormente en lugares céntricos de la ciudad como el Parque Revolución, Macro Plaza del Mar o la plaza cívica de Las Tres Cabezas, y hay hasta ‘códigos de conducta’ que son ya comunes entre usuarias, como el reservar prendas con un ‘Like’ o dejar en lista de espera si la primer interesada no recoge su apartado.

“Te apartan muchas cosas y luego te quieren orillar a que desapartes cosas de otra persona con el pretexto de que ellos ya te van a comprar mucho más cosas, y otras cosas así es lo que pasa por los inbox,” narra una usuaria de Facebook que vende ropa y accesorios en varios grupos de la red social, pero que pidió no ser identificada.

 

El derecho de vender 

 

Edith Carrillo, auxiliar administrativo de Recaudación de Rentas y Régimen de Pequeños Contribuyentes, comentó que han sido varias las personas que se han ido a registrar debido a su labor de ventas por medio de internet y ponen su domicilio como dirección del establecimiento.

En el caso de Facebook como medio de ventas, aún no se establece una ley para ese tipo de negocio ni tampoco hay sanción si no hay registro. Las autoridades desconocen todavía estadísticas sobre cómo este nuevo tipo de negocios virtuales influye en el mercado en general y en la competencia con otros establecimientos locales fuera de la red.

Pero mientras el dinero se quede en Ensenada, estudiar los efectos de este tipo de comercio o regularlos puede seguir siendo sólo un pasatiempo para economistas y funcionarios.