Vengo a pedirles que se indignen, porque la indignación lleva a la participación

Una gran velada con Dresser en CEARTE.

 

 

Por Erick Falcón/CICESE*

 

Denise vino, habló y convenció.

Y venció con la única arma más poderosa que los megatones de las bombas atómicas y las armas químicas: el diálogo inteligente a través de la palabra.

La promesa estaba en al aire desde que se anunció su llegada como parte de los festejos del 40º aniversario del CICESE. En menos de una hora, el póster del evento en la página de Facebook del CICESE había sido visto por 3,744 usuarios y fue compartido 50 veces.

La gestión para traer a la doctora Dresser había tomado algún tiempo y el apoyo del Cearte y la Asociación del Personal Académico del CICESE para concretar esta visita. Pero hoy todo había valido la pena. Ella había arreglado unos asuntos en Tijuana esa mañana del 29 de agosto, donde se hospedaba en el hotel Marriot. A Ensenada llegó a mediodía. “Venía muy seria en el camino, hablaba por teléfono, realmente platicamos muy poco, es una persona muy tranquila y profesional,” comenta Víctor Aragón, chofer de la institución quien condujo a Dresser a esta ciudad.

Como en pocas ocasiones, la comunidad ensenadense respondió: al filo de las 19:00 horas, la explanada del CEARTE lucía hasta el tope con más de 2,400 almas dispuestas a escuchar el diagnóstico periodístico y político de la Dra. Denise Dresser.

Conocida por su dominio escénico y su aguda inteligencia, Dresser es reconocida por sus duras críticas a funcionarios y figuras públicas de la escena empresarial mexicana. La pluma es su herramienta de paz, su canal entre su ideología y sus audiencias y a la vez su más mordaz proyectil. Un proyectil fraguado en la razón, en el análisis y en los llamados a la lógica nacional. Si un doctorado en Ciencias Políticas en Princeton no le hace un adversario formidable en la arena política, su colaboración en los principales medios periodísticos de México le hace todavía más aterradora para aquellos a los que acusa incansablemente.

“El sindicato maneja el petróleo aprovechándose de manera extractiva, clientelar y patrimonial del petróleo como sin fuera un enorme tarro de miel. Pero un tarro cada vez más vacío. De una producción de 3.4 millones de barriles en 2004 que ha caído a 2.5 millones hoy, y sólo hay petróleo para nueve años más.”

Malgasto. Tres décadas de despilfarro de una riqueza en hidrocarburos donde los ingresos petroleros le dan al gobierno lo que no puede o no quiere recaudar, y distribuyendo el excedente a un sistema de partidos políticos, burocracia, gobiernos estatales y sindicalismos sin que se haya ideado un plan.

“Un presidente presenta un llamado a una reforma energética de gran calado. Y que bueno que sea así. Urge revisar el andamiaje legal, regulatorio, reemplazar el estado rentista que vive del petróleo por uno que lo use en forma eficaz.”

En pocas palabras, revisar los cimientos en los que se ha anidado un aparato de corrupción cuya inercia empieza a sacudir su misma sustentabilidad. Laguna tras laguna de omisiones políticas, Dresser opina que una reforma energética requiere tratar a PEMEX de forma diferente: usar el dinero no para engordar a la burocracia política, sino para educar a los ciudadanos; usar las rentas que genera no sólo para comprar clientelas en cada elección, sino para entrenar ingenieros, y no sólo se resolverá con esquemas de coinversión privada necesarias, pero insuficientes.

El debate se centra en cómo seguir extrayendo más petróleo, no en cómo usar en manera más productiva la riqueza que produce. Las reformas deberían insistir en la productividad del sindicato y no en la perpetuación de sus poderes, sostiene.

“Durante años los mexicanos no nos hemos mirado a nosotros mismos con honestidad, y no hemos logrado reformarnos como deberíamos, y por eso empecé hablando con una reforma energética que se vende como el cambio que necesitamos, pero no incluye ningún cambio que promueva o incentive la productividad del sindicato.”

En caso de retiro, se ofrecerá la plaza de un trabajador de Petróleos Mexicanos al familiar más cercano de la persona que se va. Denise insiste en revisar a fondo cada detalle. Las reformas de la educación, la energía y la recaudación fiscal son las claves de un cambio en los sectores en los que la periodista insiste, deben de cambiar. Deben modernizarse y deben de ofrecerse soluciones reales.  Soluciones que enfatiza a docenas de personas que toman el micrófono para hacer preguntas, y que ponen nerviosa a la periodista. Después de todo, acaba de hacer un diagnóstico duro y acucioso contra un auditorio receptivo y curioso, quizá no tan elegante para expresarse, pero con ideas propias.

Un maestro de una telesecundaria expone su falta de aulas. “¿Y cómo no va a suceder esto, -insiste Dresser- si más del 90% del gasto se va al pago de salarios y no al de salarios de maestros como tú, sino al de líderes sindicales que se han embolsado las erogaciones del estado como las cuotas sindicales?”

Los jóvenes muestran interés. De hecho, se podría decir que la mitad del público está conformado por jóvenes universitarios. Esa misma proporción es el porcentaje de jóvenes mayores de 15 años en el país que están totalmente fuera de la escuela: los ‘ninis’ de México.

El carisma de Denise se eleva al confesarse partidaria de la legalización de la marihuana, una idea políticamente incorrecta, pero que no es descabellada en el contexto de una pelea que trata de acabar con una droga que en Estados Unidos se legaliza cada vez más.

Tampoco la lucha de Carlos Slim y Televisa se salva de la mención. La única solución, plantea Dresser, es la entrada de capital extranjero al sector televisivo. Ni las televisiones comunitarias ni un intento de BBC mexicana podría lograr la calidad e inversión necesaria que sí tienen jugadores como ABC, NBC o Telemundo. Y darle un canal de televisión al hombre más rico del mundo es como crear al Berlusconi mexicano, “que aparte de tener una fortuna personal equivalente al 6% del PIB, aparte ya tiene su canal de TV con el que puede influenciar la agenda pública y el debate político del país.”

“Yo nunca he sido partidaria de que se le dé un canal de TV a Carlos Slim, porque me parece que es combatir un monstruo creando otro. No es un negocio, sino que el señor Slim quiere un canal para tener influencia política, como lo usan el señor Azcárraga y el señor Salinas Pliego para promover sus propias agendas políticas y empresariales,” comenta.

Quizá las sentencias desaniman a más de un asistente. Incluso uno opina que sería mejor irse con sus hermanos a vivir a Estados Unidos. La culpa es de todos. ¿También de Denise?

Cortar palabras sería injusto: ganarse la vida, ella lo podría hacer con sus cátedras en el ITAM o en cualquier universidad extranjera. Pero se confiesa apasionada y enamorada de México:

“Espero que los que me escuchan lo comprendan y lo entienda y lo sientan. Y cuando presento un diagnóstico, si duro, sí complicado, es porque quiero que salgan de aquí con los ojos bien abiertos, para que no se dejen de engañar por el siguiente Cid Campeador, que no acepten soluciones a medias, que no se conformen con la lógica del ‘por lo menos’.”

“Vengo a pedirles que se indignen, porque la indignación lleva a la participación, y no hay manera de lograr una participación efectiva si no se hace un buen diagnóstico.”

La invitación está abierta: que sus palabras sean un acicate, un catalizar de acción. Cada columna que escribe, piensa en cómo ofrecer una solución, piensa en cómo generar un ciudadano comprometido y participativo. Cita a Barack Obama en su campaña presidencial: “el poder nunca concede sin una batalla desde abajo.” Es en la persona, en el ciudadano participativo, donde reside la solución.

“Ese poder no les va a hacer a ustedes graciosas concesiones, no tienen ningún incentivo para cambiar. Porque si uno está en la punta de la pirámide, México es fantástico: no requiere cambios fundamentales. Qué descubrieron Fox y los panistas? Que era bien padre. Carretadas de dinero público y cero rendición de cuentas.”

Confiesa haber votado por el exdirector de Coca Cola México, y estar todavía en terapia. Igual que miles de mexicanos. Después de todo, más de 71 años de priísmo permitieron la creación de un sistema económico rentista, oligopolizado y poco competitivo que, acompañado de una democracia que sólo es electoral, pero no lo es en rendición de cuentas ni en representatividad, merece una gran tarea: que los ciudadanos de este país conozcan sus derechos y peleen por ellos.

“Porque lo que el PRI dejó de tras de sí luego de 71 años, es un país de ciudadanos que no conocen sus derechos ni saben pelear por ellos, y no saben realmente cómo ser ciudadanos. Y yo estoy enfrascada en la larga y maratónica carrera de construir ciudadanía en México, a eso me dedico y los invito a que salten a la trinchera conmigo.”

 

*Publicado originalmente en la Gaceta TODOS@cicese en 2013.