Presentamos un texto condensado del artículo original.
Redacción/Todos Santos
El derrumbe de la Carretera Escénica a la altura del kilómetro 93 fue un suceso no tan inesperado: investigadores del CICESE y del Instituto Mexicano del Petróleo habían advertido hace más de 13 años sobre las características geológicas de la zona y la realización de obras civiles que fueron los detonantes de los deslizamientos que se han presentado hasta el día de ayer.
En un artículo publicado en el jornal GEOS de la Unión Geofísica Mexicana en el año 2000, los investigadores Luis Delgado Argote, de CICESE, y Manuel Cruz del Castillo, del IMP, aseguran que los los deslizamientos de laderas a lo largo de la carretera de cuota Tijuana-Ensenada obedecen a la presencia combinada de fallas o fracturas desarrolladas en rocas sedimentarias pobremente consolidadas y a otros factores antropogénicos, como las obras civiles.
“La deformación general del noroeste de Baja California está gobernada por el Sistema San Andrés-Golfo de California. En su interior se han identificado fallas que pueden generar sismos hasta de magnitud 7.Aunque la actividad sísmica en el área de estudio es de baja magnitud, es importante, debido a la inestabilidad propia del terreno, como consecuencia de las pronunciadas pendientes en algunas zonas y de la poca competencia de algunas unidades litológicas que floran ampliamente en la región,” señala el artículo.
Toda la zona de acantilados en Salsipuedes, de gran atractivo paisajístico, es evidencia de un importante levantamiento tectónico, y se debe a la presencia de una capa de derrames de basalto que los sobreyace. Muchos de estos cantiles son cabe- ceras de grandes deslizamientos antiguos, ahora estables, y de otros activos muy destructivos.
En la zona de Ensenada-Salsipuedes, donde se localiza la carretera de cuota Tijuana-Ensenada, es importante la sismicidad asociada con la Falla San Miguel, localizada hacia el oriente. La mayoría de los deslizamientos se concentra en la costa, entre Punta Salsipuedes y Punta San Miguel, y algunos fueron reactivados a partir de la construcción de la carretera de cuota Tijuana-Ensenada, como los que se presentan en los kilómetros 61, 91 y 98, y el más reciente, que sucedió entre el 27 y 28 de diciembre de 2013.
“Desde los primeros estudios geotécnicos, previos a la construcción de la carretera, en la década de los sesenta, se sabía que los deslizamientos antiguos podían reactivarse. No obstante, las autoridades responsables en aquella época decidieron aceptar los riesgos previstos para hacer de la autopista un atractivo turístico. Desde su construcción, la carretera es reparada continuamente,” apunta el estudio de los investigadores, una advertencia científica con 13 años de antigüedad.
Los deslizamientos de tierra más importantes en el noroeste de Baja California ocurren desde el km 61 hasta el km 99 en la carretera de cuota Tijuana-Ensenada, No. 1, y en el área urbana de la ciudad de Tijuana. Los deslizamientos de tierra normalmente obedecen a la ley de la gravedad y son inducidos por las pendientes pronunciadas, por una litología poco consolidada y por la estructura de los cuerpos rocosos, según el texto del artículo.
El primer trabajo de detalle se realizó en 1969, preparado para la Secretaría de Obras Públicas, donde se muestran los deslizamientos activos de aquella época. Los autores reportaron que en la década de los sesenta ocurrieron deslizamientos en los km 98.3, 95.45, 95.3, 95.0, 94.5, 93.7, 91.2, 90.1 y en el 90.0 de la carretera de cuota Tijuana-Ensenada, y concluyeron que la construcción de la autopista reactivó algunos deslizamientos.
El primer movimiento ocurrió justo después de que se hicieron las nivelaciones en 1964, y se asoció con la construcción de la carretera. Antes de mayo de 1967, en el km 91.2, se manifestó un lento movimiento de la masa del terraplén de la carretera. En el mes de mayo de 1967, mes y medio después de terminada la temporada de lluvias, el terreno se colapsó súbitamente en el km 94.5 impidiendo la circulación vehicular.
La carretera se inauguró el 25 de abril de 1967, después de aproximadamente 6 años de construcción, de acuerdo con el reporte científico. En junio de 1968 el movimiento vertical observado en el pie del deslizamiento de la caseta de San Miguel fue de 17 cm/mes. Otro estudio posterior hecho en 1993 propuso que el agua utilizada para perforar durante la construcción de la carretera favoreció o motivó el deslizamiento. Los movimientos en este sitio aparentemente cesaron en 1970 después de que se rebajaron 5 m de material del cuerpo del deslizamiento.
En 1976 ocurrieron dos movimientos im- portantes: el primero fue el 16 de agosto, que agrietó una porción de la carretera y una parte del cerro anexo se derrumbó sobre ella; el segundo movimiento, que ocurrió el día 23 del mismo mes, fue un deslizamiento súbito que afectó un área de 300 m de largo por 300 m de ancho y alcanzó a un deslizamiento viejo hacia el oeste (Hart, 1993).
La cabecera de este deslizamiento destruyó y cortó una casa a la mitad. Como consecuencia del segundo movimiento hubo un empuje hacia arriba de una porción de la zona de bermas al pie del desliza- miento que hizo emerger el piso marino a la superficie y formó una pequeña laguna de aproximadamente 50m x 100m.
En 1995 el deslizamiento empezó a acelerar su desplazamiento en forma notable, varias casas cercanas a la cabecera fueron totalmente destruidas. La velocidad promedio del desplazamiento en todo el año de 1995 fue de 70 cm/mes. En 1997 empezaron los trabajos de descapote para rebajar 2 m de material del cuerpo del deslizamiento y menguar su razón de desplazamiento. Como el tramo carretero que cruzaba por encima del deslizamiento ya estaba muy desplazado de su trazo original se optó por reconstruirlo totalmente. Durante 1999 se han observado movimientos importantes en esta zona.